Hidrógeno, combustible del futuro

1 de diciembre de 2023

El camino hacia un futuro más sostenible pasa por lo que conocemos como transición energética.

La transición energética consiste en ir modificando tanto los hábitos de consumo como las tecnologías utilizadas a la hora de producir la energía que gastamos.

En los últimos años, las tecnologías dedicadas al aprovechamiento de energías limpias se han visto sometidas a numerosos avances, siendo cada vez más habitual su uso frente a tecnologías que poco a poco van quedando algo más apartadas.

Algunos de estos casos son los paneles fotovoltaicos, las máquinas de climatización mediante aerotermia o geotermia, los aerogeneradores y un largo etcétera. Estas tecnologías nos permiten utilizar fuentes de energía renovables como son el sol, el viento, las mareas.

Los combustibles fósiles y su consumo son el otro gran campo a modificar. Frente estos combustibles clásicos muy contaminantes y cada vez más escasos, pese a que su agotamiento sea lento, se postulan nuevos combustibles con características excelentes y limpios en su consumo. Este es el caso del hidrógeno.

El hidrógeno (H2) es el primer elemento de la tabla periódica y presenta unas características energéticas que lo hacen ser un excelente combustible. Sus principales puntos fuertes son su abundancia en la naturaleza, su poder calorífico, que mejora hasta en 3 o 4 veces el de los combustibles tradicionales, y su limpieza en el proceso de combustión, ya que lo único que genera como “residuo” es vapor de agua.

El principal inconveniente en la actualidad es la obtención del hidrógeno. El principal proceso para conseguirlo es la electrolisis del agua, un proceso que a grandes rasgos separa las moléculas de agua (H2O) en sus elementos básicos, hidrógeno y oxígeno.

Este proceso es, hoy en día, muy costoso en términos de energía y por ello no es rentable económicamente. Por ello, se está trabajando en procesos que obtengan la energía necesaria para realizar el proceso de electrolisis de manera renovable, lo que produciría el conocido como “hidrógeno verde”.

Otro aspecto en el que se está trabajando, que tiene mucho margen de mejora, es el transporte y almacenamiento una vez obtenido el hidrógeno, ya que este se realiza en estado gaseoso, lo que dificulta la tarea. Además, debido a su baja densidad, el volumen que ocupa es mayor e implica depósitos de almacenamiento más grandes y costosos.

Pese a ello, el hidrógeno presenta numerosas opciones de uso que lo postulan como el combustible del futuro. Algunas de ellas son:

Transporte Sostenible: Con vehículos de todo tipo (aviones, trenes, automóviles) que utilicen hidrógeno como combustible, necesitando muchos menos kilos de combustible para recorrer grandes distancias y produciendo vapor de agua en el proceso. En la actualidad algunos vehículos como el Toyota Mirai o el Hyundai Nexo trabajan con hidrógeno.

Innovación en la Industria: El hidrógeno no solo es una fuente de energía para vehículos; también se está utilizando en la industria para procesos de fabricación más limpios y en la generación de energía estacionaria. Esta versatilidad lo convierte en una herramienta poderosa para abordar múltiples desafíos ambientales.

Infraestructura en Crecimiento: La expansión de la infraestructura es clave para el éxito del hidrógeno como combustible. A medida que aumenta la demanda, se están construyendo estaciones de recarga de hidrógeno y plantas de producción en todo el mundo, creando una red global para respaldar esta revolución energética.

En el ámbito de la climatización, ya existen calderas, similares a las de gas, que trabajan con hidrógeno como combustible ya sea de manera total o de manera parcial.

En el mercado a este tipo de calderas se las conoce como: Calderas H2 Ready 100 (si trabajan únicamente con hidrógeno) y H2 Ready (si trabajan con una mezcla al 20% de hidrógeno junto a gas natural).

Si bien actualmente podríamos decir que está en fase de desarrollo, la utilización del hidrógeno es cada vez más una opción de presente que de futuro.

La transición hacia su uso como combustible renovable no es tarea de una sola entidad. Empresas, gobiernos y comunidades de todo el mundo colaboran para impulsar la investigación, la inversión y la implementación de esta tecnología y trabajando todos juntos podemos alcanzar futuro más sostenible.

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